lunes, 27 de junio de 2022

Fiesta de disfraces en el asilo

A las cinco de la tarde había fiesta de disfraces en el asilo. A Julián, el de mago, se lo regaló su nieto mayor; una réplica tersa del abuelo. Lo único que no estrenaba, su eterna pajarita.

A Margarita cada vez le costaba más asomarse al espejo, aunque éste todavía le devolvía su porte distinguido. La caja que guardaba su disfraz estaba decorada con estrellas de cartulina plateada que habían perdido brillo a la par que ella ilusión.
Llevaba unas noches en vela esperando aquella tarde. Las pastillas azules del sueño dormían en el fondo de un pequeño almirez, aparentemente olvidado en la estantería tras las fotos.
“El Mago” discutió con dos compañeros para conseguir el primer baile con “La Bella Durmiente”. En los últimos compases ella se derrumbó en sus brazos y él, sorprendido, no encontró el conjuro adecuado para evitarlo.

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lunes, 20 de junio de 2022

Crónica de sucesos

Tras la tormenta, un silencio oscuro se instala en el desván. Los truenos que acompañaron los gritos se escuchan lejanos y un relámpago fugitivo agita la melena. De pronto, una brusca oscilación en el hilo disuade a la araña de su empeño fabril. El crujir de la madera y un espasmódico balanceo de la soga que cuelga al lado, la ponen en guardia. Escasa de empatía, mira con desdén cuerda abajo. El desenlace pende, convulso, del nudo.

La quera desconoce las leyes de la física. Sigue a lo suyo. Erre que erre. Ignora que su incansable labor está a punto de agotar la resistencia de la traviesa. Al fuerte crujido sigue un impacto y, alarmados, acuden la madre y el hijo. Reconocen en la penumbra al monstruo inerte. A través de un ventanuco reparan súbitamente en las culebrinas que, como carantoñas de luz, acarician, desde la distancia, sus lágrimas.




jueves, 16 de junio de 2022

Trueques

Se juraron amor eterno en la capilla del asilo. Fue una tarde en que, después de la merienda, aceptaron el chantaje de la celadora. A cambio de unos momentos de exclusividad en el oratorio, él entregaría su pajarita de seda. Ella, una vieja estilográfica, pese a la mirada depredadora de la chantajista sobre su anillo de oro. Ejerció como testigo, el cirio pascual. Su llama temblaba rebosante de complicidad.

Pero no hay más cera que la que arde y, en esos lugares, el tiempo es un tanto volátil.
El juramento quedó anclado en el mismo olvido que trocaría sus sonrisas en gestos sin alma.
Ella pasa las horas con la mirada extraviada en el vacío de su dedo anular, mientras acuna en su regazo, una pajarita arrugada.

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domingo, 12 de junio de 2022

Cuidado con las manos que van al pan

Que la piel de mi hija olía a pan tierno aquella mañana de domingo. Es lo primero que dijo el patrón al llegar de invitado a nuestra finca. Y de eso entendía un rato, ya que era el dueño de varias panaderías. Que mi hija estaba muy crecidita y se cimbreaba como las espigas de trigo. Así lo expresó, demostrando que también cultivaba la poesía.

Después de comer y varias copas se sintió como en su casa. Todos le reíamos las gracias. Hasta que su mano se equivocó de camino y tropezó bajo el mantel con el muslo de Susana. El pie de ella fue certero y el dolor del patrón en sus partes pudendas, cierto.
Se marchó sin halagar, ni en prosa ni en rima, la puntería de Susana.

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jueves, 9 de junio de 2022

Malhadada


La última vez que escuchó aquéllo de «Érase una vez», el hada Brunilda voló rauda como alma que lleva el diablo. No quería ser absorbida por la atracción de un dejá vu. Lo notó en el repentino estremecimiento de sus alas de mariposa.

Desde que las palabras habían dejado de convocar a la magia alrededor del fuego nada era lo mismo. Las hadas se vieron obligadas a jugarse la vida, incluso a ras de suelo.

Brunilda llevaba varios años volando tras la estela de Melusina, la famosa «petrolera». Aquella mañana de mayo , un soplo de aire fresco la situó sobre el cielo de París. Presa de una gran excitación pudo ver las barricadas. Antes de que una bala perdida truncara su embrujo, Brunilda escuchó el eco de aquel grito: Imaginación al poder!

Malhadada, desde entonces vende lotería en la Gare de Montparnasse.

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martes, 7 de junio de 2022

Sobre cuentos y recuentos


Cuando estalló la crisis lectora, la Liga Feminista de los Cuentos convocó una manifestación en la Plaza Mayor de la Ciudad Esmeralda. Llamaban a que todos los personajes de los cuentos que estuvieran en desacuerdo con el papel que les habían adjudicado expresaran su protesta.

En primera fila podía verse a Caperucita Roja, La Bella Durmiente, Cenicienta y Blancanieves, sujetando una gran pancarta que decía: “Queremos cambiar el cuento”. Incluso apoyaban la causa un buen número de príncipes azules; unos, disconformes con seguir besando a jóvenes desdichadas, muchas veces sumidas en un sueño imposible de cumplir; otros, arrepentidos de haber abandonado su condición de anfibios a cambio de nadar en otro charco más turbio.

Un séquito de brujas reivindicaba recuperar su digno oficio de herboristas, suplantado por algunos vendehúmos actuales.

Según la organización, acudieron más de mil. Según la Municipalidad de las Hadas, no llegaban a cien.

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lunes, 6 de junio de 2022

Lugares en los que pasar la noche

El psicólogo te está ayudando mucho. No todos los niños tienen dos casas diferentes para pasar la noche. Ni dos mamás. Ni dos hermanos pequeños. A la madre nueva la acabas de conocer. Te ha parecido más guapa que tu mamá de siempre. Este último pensamiento es el que más te ha dolido. El primero que hace que las lágrimas asomen a tus ojos. Intentas secártelos en la almohada. No quieres que se den cuenta de que has llorado otra vez. Eres el hermano mayor por partida doble y tienes que servir de ejemplo. Tal vez mañana consigas dejar de morderte las uñas y así poder dormir con las manos libres.

Un frío roce en la cara te despierta. Es la botella de Rogelio. Sabes que esta noche no es una pesadilla. Que tienes un amigo y que sigues descansando en el cajero más cálido de la ciudad.


Escrito por Juana Igarreta - Celebración 10 años ENTC


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domingo, 5 de junio de 2022

El fin de la pesadilla

A veces creía vivir una pesadilla cuando por mor de un control, le despertaban en plena noche. Pero no. Luisito pertenecía al «Club de los meones», unos niños que mojaban la cama, por flojos, solo por fastidiar, según Hortensia, la directora del internado. Pero la vida acaba poniendo a cada cual en su sitio y frecuentemente muñe extrañas coincidencias.

Aquella noche, Hortensia sacó dinero sin fijarse en quien cubierto con una manta se hallaba tendido sobre el suelo del recinto del cajero. A la salida le sorprendió otro sujeto que navaja en mano le intentaba arrebatar la cartera. Como atendiendo a su llamada, salió el individuo de la cabina que viendo el panorama se enfrentó al agresor. Carente de argumentos ante un arma blanca cayó al suelo herido, mientras su atacante huía. Lo último que vio fue la mirada de Hortensia. Sin embargo comprendió que no era una pesadilla.

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