domingo, 12 de junio de 2022

Cuidado con las manos que van al pan

Que la piel de mi hija olía a pan tierno aquella mañana de domingo. Es lo primero que dijo el patrón al llegar de invitado a nuestra finca. Y de eso entendía un rato, ya que era el dueño de varias panaderías. Que mi hija estaba muy crecidita y se cimbreaba como las espigas de trigo. Así lo expresó, demostrando que también cultivaba la poesía.

Después de comer y varias copas se sintió como en su casa. Todos le reíamos las gracias. Hasta que su mano se equivocó de camino y tropezó bajo el mantel con el muslo de Susana. El pie de ella fue certero y el dolor del patrón en sus partes pudendas, cierto.
Se marchó sin halagar, ni en prosa ni en rima, la puntería de Susana.

Imagen de Internet



2 comentarios:

  1. Qué bueno tu relato, Juana. Me ha encantado esa puntería.
    Agradecida por tus comentarios en mi blog. Han salido varios anónimos en entradas anteriores y no sé si habrás sido tú, si así es, doble agradecimiento.
    Besicos muchos.

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  2. Muchas gracias, Nani, me encanta que te guste. Yo también agradezco mucho tus visitas. Besos

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