domingo, 21 de mayo de 2023

Apagón

Si no has conocido a tu abuelo, pero has crecido escuchando su nombre siempre rodeado de un rosario de alabanzas que tu padre repite una y otra vez cual fervorosa oración, tu abuelo se convierte en la estrella que ilumina tus pasos. Y al no haberlo visto nunca, ni siquiera en fotografía, porque defendiendo sus ideales tuvo que abandonar precipitadamente su casa y su tierra, sientes cómo la historia de ese héroe familiar va tomando visos de leyenda.

En una ocasión alguien susurra a tu alrededor que el abuelo, para evitar riesgos, se vio obligado incluso a parapetarse tras otro nombre. Es entonces cuando su estrella comienza a titilar dentro de ti agitada por el misterio y la incertidumbre. Quieres saber más, pero tus interrogantes chocan contra un muro de silencio.

Hasta que un día tu padre cree ver al suyo en tu rostro y, en ese mar de confusión, te pregunta: “Papá, ¿qué nos han hecho los de la estrella amarilla?”.





Escrito por Juana Mº Igarreta para ENTC - Propuesta: "Este es el camino de las estrellas".

Estrellas fugaces

Matías sufrió idéntica alineación astral que otros niños de la posguerra. Evidentemente no nació con estrella. Su padre se eclipsó antes de conocerlo y, tras la prematura muerte de su madre, quedó al cargo del tío Guillermo. Aquel solterón, huraño y montaraz, escudriñaba constantemente el cielo. Para  vislumbrar el tiempo o sabe Dios qué. Con él aprendió a distinguir los diferentes pájaros y sus cantos, y a extasiarse ante el majestuoso evolucionar de las rapaces. Hasta el arte de volar cometas. Aquellos meses de felicidad hicieron más cruel su posterior ingreso en un orfanato. Años después salió de allí, rebelde contra todo. Su vida se convirtió en un continuo vagar por ambientes marginales. Para cuando Armstrong y Aldrin echaron por tierra el romanticismo del misterioso satélite, Matías había aprendido que su destino no dependía de los astros. Estando sumido en un agujero negro, lo reclamaron desde el pueblo. El tío Guillermo se debatía ajeno a todo, flotando en los últimos vestigios de sí mismo. Una noche de agosto, mientras miraban el firmamento estrellado, centelleó vertiginosa una perseida. El viejo, hasta entonces impasible, le miró con ojos acuosos, mientras repetía excitado: “¡Matías, la cometa, tensa la cuerda, tensa la cuerda!”.

Imagen de Internet


Escrito por Javier Igarreta para ENTC - Propuesta: "Este es el camino de las estrellas"