sábado, 20 de mayo de 2017

Echando un capote

El noble animal cruzó el albero, saltó las tablas y recorrió el callejón, cuya única salida era un círculo vicioso. Acudió reiteradamente al engaño, hasta sucumbir de un artero bajonazo. Aunque el estoque le llegó hasta lo más hondo, no logró hacerle sentir la presencia del duende. División de opiniones.
 
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Escrito por Javier Igarreta para

martes, 16 de mayo de 2017

Interrogantes resueltos

Desde la azotea observó embelesado la noche estrellada. Mientras se vestía de Superman, pensó, aliviado y exultante, que al fin había entendido para qué el abuelo Celso le había regalado, sin pedírselo, ese mágico disfraz en su último cumpleaños; y por qué después se había marchado al cielo sin despedirse.
 
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Escrito por Juana Igarreta para

jueves, 4 de mayo de 2017

Carta desde el viejo café Gluck (Homenaje a Stefan Zweig)

Querido Stefan:


Cuando una densa y selectiva sombra fue asolando Europa, supimos que huiste en busca de refugio a lugares lejanos. Pero cuando el corazón es perseguido en la tierra que le enseñó a latir, cabalga herido, errante y desarraigado, y ningún lugar de exilio le es propicio para hallar la paz interior.
Siempre te mostraste temeroso ante la vejez; horizonte que tus ojos, avezados vigías de otras vidas, no gustaban observar en la tuya, y menos en mundos, aunque solícitos, extraños.
No pudimos impedir que te entregaras a la desesperanza junto a tu fiel e incondicional Lotte. Ella, como si se tratara de revisar un capítulo más de uno de tus libros, tampoco esta vez se negó a acompañarte. Y aquella malhadada noche del 23 de febrero de 1942, acordasteis despojaros de porvenir y, con vuestras manos entrelazadas, abrazar la muerte.
Nosotros, aquejados de prematura orfandad tras tu ausencia, fuimos arropados por los que, ávidos de conocerte conociéndonos, han hecho que tus letras no sean presa de la fugacidad y el olvido.

En nombre de todos los que fuimos concebidos al ritmo trepidante de tu máquina de escribir. Con gratitud,


Mendel el de los libros