domingo, 31 de julio de 2022

Pérdidas y hallazgos

Hace unos días perdí un libro del club de lectura en el parque. Buscándolo, me encontré a una desconocida que me ofreció su ayuda. Ella, acompasando su paso al mío, me dijo que hacía mucho había perdido un reloj en el mismo parque. Que era la única herencia recibida de su madre. Que su madre era muy pequeñita, pero que el vacío que había dejado era inversamente proporcional a su tamaño. También me contó que este año había fallecido su hermano y había tenido un nieto; que menos uno más uno no siempre es igual a cero.

Ayer tuvimos club de lectura. Habían devuelto el libro. En su interior, pegado junto al sello de la biblioteca, un pósit con estas escuetas palabras: “Gracias por escucharme”.
He vuelto al parque. Hoy lo he recorrido entero, pero no la he visto. Yo no había leído el libro. Ella, sí.

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A cada uno lo suyo

Todavía no ha llegado la nochevieja y ya me pesa la resaca del año. Incluso comienzo a barruntar las promesas que, como aves de paso, se agolpan de nuevo antes de estrenar calendario.

Mi vida es un caos. Decididamente es hora de anular al impostor que me acosa y encontrarme a mí mismo. Voy a ser yo. Ya sé que suena categórico, pero el fin merece la pena. Empecemos por el principio. Oh, los principios! Hace tiempo conocí alguien muy «de principios». Sobre todo del de Arquímedes. De hecho experimentó un impulso hacia arriba, directamente proporcional al volumen de los despojados. Eso sí, en aras del bien común. Bien es cierto que años después destacó, entre otras cosas, por sus obras. Por supuesto, de beneficencia. A cada uno lo suyo.

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viernes, 29 de julio de 2022

Cada uno con su guerra

Por orden divina la noche oculta luna y estrellas en su largo faldón de sombras hasta el amanecer. Los negros cuervos de la Torre de Londres sobrevuelan el recinto amurallado presos de una extraña agitación. El arsenal del reino ha sido asaltado, llevándose el tesoro más preciado. Son incontables los arcos y flechas desaparecidos, dejando desarmado al Real Cuerpo de Arqueros. Sin embargo, todas las puertas permanecen cerradas y con sus pesados cerrojos echados. Felipa de Henao no sabe cómo calmar la furia de su esposo, el rey Eduardo III de Inglaterra.

Cupido llega a casa derrengado; en su carcaj, ni una flecha que disparar. Su madre, Venus, pregunta qué le ha pasado. Él narra su odisea y ella, llevándose las manos a la cabeza, le dice: “Que no se entere tu padre. Ya sabes que para Marte las guerras son sagradas".

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    Tema: Arqueros


IVCDLXXIX ANNO


  1. Corrían tiempos oscuros. Pocos eran capaces de ver más allá de sus narices. Pero Shafik tenía una rara clarividencia para entender la mecánica cósmica. Siempre atento a cualquier desajuste, sabía hasta dónde tensar la cuerda. Sus relaciones interestelares le enseñaron que, hacer la vista gorda, rara vez constituye una prueba de agudeza visual.
    Aquella noche de San Lorenzo, el cielo brillaba como nunca. La vía Láctea se mostraba en todo su esplendor. Las Perseidas vagaban en todas direcciones, cargadas de presagios y deseos. Nadie parecía percatarse de que el Cometa Swift- Tuttle se acercaba peligrosamente a la Tierra. Nadie, excepto Shafik. Con la ayuda inestimable de la fuerza electromagnética, logró inducir el alineamiento en arco de cinco estrellas. Instantáneamente, la potencia acumulada se tensionó hasta el límite.
    La deflagración subsiguiente superó lo imaginable y el universo estrenó un nuevo equilibrio. La Tierra pudo seguir girando y mirándose el ombligo.

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    Tema: Arqueros

domingo, 24 de julio de 2022

Los bienhechores

Han comenzado a llegar al pueblo y se han instalado en unas lonjas abandonadas desde las que reparten mantas y sacos de alimentos triturados. Nadie sabe quiénes son y de dónde vienen, pero tras el desastre provocado por las últimas inundaciones la gente tampoco está para hacerse muchas preguntas. Ni siquiera hablan de la extraña imagen de sus bienhechores; parecen no ver sus cuerpos cubiertos de extraños plumajes, sus largas y corvas uñas negras, ni percibir su peculiar lenguaje. Después de lo que han vivido, su ayuda es una auténtica bendición. La riada anegó sus tierras, sus casas, sus vidas. Sus corazones, ahora tan vulnerables y agradecidos, sólo ven el lado bueno de las cosas. Lástima que también esa misma inocencia les impida preguntarse de qué están compuestos esos polvos tan nutritivos. La alarma saltará con los graznidos emitidos por el primer recién nacido tras la tragedia.

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  2. Escrito por Juana Igarreta - Celebración 10 años de ENTC

Tema: Mutantes

Mutontos

Rara vez llovía, pero aquella vez el río se salió de madre y duró como un embarazo. Tuvimos que renacer, sacando a flote aspectos olvidados en el fondo de nuestro ADN. Poco a poco, al oso cavernario más superficial le fueron estorbando capas protectoras, ya que al aumento del nivel de las aguas acompañaron una subida de temperaturas y la caída de los prejuicios. Todo el mundo se volvió sinuoso y resbaladizo. Y era fácil caer. En gracia, en la tentación, hasta en el ridículo. Pero nadie caía en la cuenta de que aquello era pasajero. Cuando las aguas volvieron a su cauce y el río se fue secando, sólo algunos Gabrielitos, elementos residuales de antiguas eras, podían vivir en los charcos. Pronto fueron acusados de haber provocado la sequía y, expuestos al sol, les decían de todo menos bonitos. Los Gabrielitos boqueaban y miraban hacia arriba esperando una tregua.




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Tema: Mutantes


jueves, 14 de julio de 2022

Anclada en el significado de su nombre

Ensimismada en el quehacer mecánico, Soledad piensa que su nombre vaticinó su vida. Hija única de unos padres tan absorbentes como distantes, nació en un lugar lejos de todo, perdido en la nada. Aunque sus progenitores murieron, sigue instalada en la misma casa, en el mismo silencio y en la misma apatía. Como nadie la espera, dilata las tareas infinitamente.

En este momento, fregona en mano y presa de una magnética abstracción, mira al cielo desde la ventana de la cocina. Las caprichosas formas de las nubes evocan caras, animales y objetos de un mundo que nunca ha conocido de cerca. De pronto, sus ojos recrean en un denso cúmulo dos rostros familiares. Y ella no puede evitar desear verse allá arriba fregando con garbo ese inmenso embaldosado de algodón; no parar hasta lograr un acabado perfecto, como a ellos les gustaba: sin sombra de esperanza, sin rastro de futuro.


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Escrito por Juana Igarreta - Celebración 10 años de ENTC 

Tema: Inercias.

El accidente

Todavía da vueltas en su cabeza el recuerdo del accidente. Un despiste, la curva y el derrape. Después, un fundido en negro, el largo despertar y varios meses en la clínica. Dada su nueva situación necesitaba replantearse la vida y una inesperada alineación de los planetas le había traído hasta aquel monasterio.

  1. Aquella tarde, mientras los monjes se afanan en sus labores, él permanece pensativo en el claustro. Observa ensimismado el lento avance de las agujas del reloj de la torre y, absorto en su mecánico latido percibe de pronto un ligero desplazamiento de la silla. Sin duda, un fallo accidental del freno. Debido a su incapacidad para rearmarlo, avanza con progresiva aceleración, por la suave pendiente del corredor.
    Una columna de fuste floreado recibe impávida su abrazo, como si esperara desde siempre, su llegada. El erosionado diablillo del capitel parece retorcerse de risa.
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  3. Tema: Inercias


martes, 12 de julio de 2022

La extraña desaparición de Nikolai

Está cayendo la noche y la quietud es tal en el lago que nadie diría que hay vida en sus gélidas entrañas. Pero el pertinaz Nikolai sostiene su caña hace horas, inmóvil como una estatua. Ni siquiera su pecho osa moverse al respirar. No quiere regresar a casa otra vez de vacío y escuchar cómo la voz de Raisa pasa del desconsuelo al reproche en tan sólo cuatro palabras: “Qué viejo estás Nikolai”. De pronto, una fuerza extraordinaria arrastra caña y pescador al agua.

Nikolai no volvió a casa y su enigmática desaparición a orillas del lago Baikal sólo fue llorada por los ojos resecos de Raisa. Ahora, toda la nada que tenía era para ella sola y se le hacía demasiado.
A Raisa le hubiera gustado conservar la alianza de Nikolai de recuerdo junto a la suya; pero los esturiones son famosos por el caviar no por sus sentimientos.

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Escrito por Juana Igarreta - Celebración 10 años de ENTC


Andoriña

Desde la víspera habían anunciado mala mar. Pero, después de días sin pesca, Gilberto Lobeiro, hijo de marinero y con parte de su árbol genealógico perdido en la Costa da Morte, había decidido salir a faenar.La expectación en la bocana era grande y todos hablaban de su proverbial arrojo. «Podría dar sopas con honda al mismísimo Neptuno», exageró alguien. El médico del pueblo, más comedido, terció mirando al horizonte embravecido: «Me da que para lidiar con este temporal hace falta algo más que mitología».

Gilberto Lobeiro no necesitó acudir a la retórica para convencer a dos viejos compañeros de fatigas. «Con él, hasta el infierno», decían exaltados. Y allá que se fueron. Nunca regresaron, pero de un tiempo a esta parte se han visto golondrinas revolando por el puerto. Dicen que anidan bajo el tejado de Gilberto.






miércoles, 6 de julio de 2022

Desconexión fallida

Hoy es seis de julio, para mí un día más. Haciendo un ejercicio de control emocional, me he propuesto pasar de los sanfermines. Poner distancia me va a venir bien para centrarme en los estudios. Estoy orgulloso de mi decisión, “todo un signo de madurez” ha dicho mi madre.

Aquí estoy, tendido de sol. ¡Perdón!, tendido al sol quiero decir, pero es que la arena de esta condenada playa me recuerda demasiado a la de la plaza de toros. Cambio de tercio y me sumerjo en el mar, obviando la bandera roja. ¿He dicho roja? Las olas me persiguen furiosas con sus crestas astifinas… ¡Buf!, no sé si es el calor o la chirrinta de volver a correr en el encierro lo que me hace hablar tan raro. Me voy a tomar algo. Bajo una de las vitrinas del mostrador del bar no tardo en ver un plato de pimientos del piquillo; pero, ¡¿desde cuándo se parecen tanto a los pañuelicos de San Fermín?! Alguien descorcha una botella de champán, me tapo los oídos. Así no hay quien desconecte. Me vuelvo a Pamplona.

Estoy en mi habitación. Oigo la puerta de la calle. ¡Mamá todavía estoy muuuuy veeeerde!, grito mientras me visto de blanco.




Escrito por Juana Igarreta - Concurso microrrelatos Blogsanfermin.com 

Relato finalista