martes, 17 de diciembre de 2013

Triste sonrisa laboral



En los ojos perfilados en azul de Paula rezumaba la tristeza, aunque ella trataba de maquillarla de alegría sin conseguirlo. Cada día, frente al espejo parco en reflejos de los vestuarios de la fábrica, intentaba adecuar a su rostro la sonrisa laboral exigida por su jefe, como si se tratara de una norma más de obligado cumplimiento, fracasando una y otra vez en el intento.





Sus derechos de trabajadora, sumergidos en una ponzoña a la que llamaban Reforma Laboral, habían encogido muchas tallas en poco tiempo, por lo que la alegría ya no cabía en sus ojos y la sonrisa le venía demasiado grande a sus labios.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Navidad comercial

Quizás estas rimas facilonas, que hoy me han publicado en ENTC, sirvan para que alguien no compre por comprar en estas navidades que se avecinan:

(Pincha en la imagen para ampliar)
                        http://estanochetecuento.blogspot.com.es/2013/12/una-inspiracion-navidena.html

lunes, 9 de diciembre de 2013

Escrito a tres manos


(Relato escrito a tres manos. Interesante experiencia que he tenido la suerte de compartir con mis compañeros de ENTC, Héctor Ramón Romero y Antonia García Lago, celebrando el millón de visitas en dicha página literaria).
http://estanochetecuento.blogspot.com.es/2013/11/m1-laberinto-vegetal-del-equipo-bosque.html
 



 Laberinto vegetal

Procuró borrar las huellas. Lo venían siguiendo desde el día anterior, cuando los perros descubrieron el cadáver de Cristina, escondido entre matorrales del viejo bosque de álamos y tejos, allí donde el pueblo se perdía de vista y el terreno iba ascendiendo hacia el sur. Era un bosque cerrado, lleno de caminos antiguos que semejaban ríos rojos entre romeros y flores de jaras.
Había tenido el tiempo justo de coger una alforja gastada por el tiempo, donde guardó unos pocos alimentos enlatados. Y luego, bordeando un pintoresco lago, se fue internando en una maraña de colores y fragancias silvestres.


Foto: Juana Mª Igarreta


 Sabía que corría con ventajas respecto a esos policías de ciudad, él conocía al dedillo esos terrenos montañosos poblados de árboles y animales...algunos salvajes. De tanto en tanto hacía un alto para escudriñar la oscuridad y apantallaba sus orejas intentando captar cualquier sonido extraño que le alertara de algún peligro. Anduvo durante toda la noche, hasta que, exhausto, tropezó con unas raíces de árbol y cayó de bruces, golpeándose en la cabeza. Antes de perder la consciencia apenas tuvo tiempo de vislumbrar unas palabras que, impresas sobre una cinta plástica, aparecían vagamente iluminadas por un rayo de luna: “Terreno precintado por investigación policial”.