sábado, 18 de noviembre de 2023

El heredero

El tío Martín irrumpió en nuestras vidas después de muerto y de treinta años sin verlo. Un martes de noviembre la voz llorosa de la tía Soledad, octogenaria y delicada de salud, nos pedía ayuda a través del hilo telefónico. Su último hermano vivo había fallecido repentinamente. Las escasas noticias que durante décadas nos llegaron de él fueron dibujando el perfil de un ser enigmático, en el que las palabras raro y solitario resaltaban en trazo más grueso.

Enfrentarnos al vaciado del ingente y variopinto contenido de la casa de aquel familiar fue, a la par que un trabajo ímprobo, desvelar de golpe toda una vida. Sus interminables colecciones de libros y música hablaban por él. Sus fotos más antiguas nos permitieron poner cara a algunos de nuestros ancestros a los que nunca habíamos visto. Pero fue su extensa correspondencia, sacando a la luz relaciones varias e insospechadas, la que nos permitió conocerlo más en profundidad.

No dimos con la copia del testamento del que la tía aseguraba le había hablado su hermano en más de una ocasión. Apareció sorpresivamente entre las manos de un apuesto cuarentón, réplica del tío Martín en sus mejores años.


Imagen de Internet

Escrito por Juana Igarreta para ENTC - propuesta: No moriré del todo