miércoles, 20 de abril de 2016

El relevo


Acostumbraba a subir las noches de luna llena a la azotea del edificio. Silente y sola, presa del influjo del plenilunio, pasaba largos ratos absorta en aquel otero nocturno. Ella y la luna, la luna y ella, en íntima comunión con la inmensa esfera plateada. Una noche descubrió, difusa y lejana, la presencia de otro observador.  Ella percibía vagamente sus escurridizas miradas que, conforme fueron atesorando lunas, se tornaron firmes y prolongadas. Una vez creyó ver cómo de sus ojos, que adivinaba grandes y rasgados, emergían sendos haces luminosos que atribuyó a un caprichoso reflejo de la luna en su cara.

Un día tras otro, durante  las horas de luz, trataba de identificar entre los vecinos de la comunidad al misterioso compañero de observatorio, sin conseguirlo. Justo la noche que había decidido resolver el enigma dirigiéndose a él, este no acudió a la cita con Selene.


Muchas lunas más tarde, apareció posada sobre la azotea una pequeña cosmonave. Desde su puerta abierta surgía una luz cegadora. Ella contemplaba la escena paralizada, cuando una fuerza inesperada la impulsó dentro de la nave, al tiempo que un cuerpo inerte era escupido de la misma. Cuando creyó comprenderlo todo, ya habían despegado.


miércoles, 13 de abril de 2016

Memoria Histórica

Doña Memoria llamó a su amiga doña Historia, diciéndole: "He repasado tus anales y estoy muy disgustada. He hallado páginas que han sido totalmente borradas, y otras visiblemente manipuladas". Doña Historia, cariacontecida, le contestó: "Tranquila, ahora mismo llamo a doña Verdad, nuestra nueva editora, y ella se ocupará de todo".