El noble animal cruzó el albero, saltó las tablas y recorrió el
callejón, cuya única salida era un círculo vicioso. Acudió
reiteradamente al engaño, hasta sucumbir de un artero bajonazo. Aunque
el estoque le llegó hasta lo más hondo, no logró hacerle sentir la
presencia del duende. División de opiniones.
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