El armario donde acababa de encerrar a su muñeca preferida era enorme;
tanto que, cuando vivía en casa el tío Sebas, se escondía con ella dentro,
diciéndole: “no grites, y siempre serás mi muñeca preferida”. Pero un día Laura
tuvo que gritar, y el tío Sebas se asustó de tal modo que salió corriendo para
no volver. Luego, Laura hacía de tío Sebas, pero a Anita, como era muda, no
necesitaba pedirle que no gritara. Sería para siempre su muñeca preferida.
Imagen de Internet |
No hay comentarios:
Publicar un comentario