lunes, 14 de marzo de 2022

Rodando, rodando

Últimamente no tenía suerte. Ni en el salon de juegos daba pie con bolo. Ni al billar, ni al ping-pong. Pero la cosa se agravó cuando encontró aquel gatito negro. Hecho una pelotita, el minino maullaba lastimeramente en lo alto de la escalera. Su alma franciscana no pudo resistir aquella tentación del diablo y el felino agradeció con un arañazo el amago de caricia. La inesperada reacción le precipitó escaleras abajo. En aquella clínica de provincias le diagnosticaron fractura de vértebras. La atención era excelente, pero la mejoría escasa y tuvo que ponerse en manos más cualificadas. El día que salía del hospital de la capital, se encontró de sopetón con un prodigio poliesférico que le miraba desde sus ojos negros. Acordándose del gatito, salió del paso ejecutando un arriesgado quiebro. Lo que sintió al nivel de las lumbares fue todo menos placer.




Escrito por Javier Igarreta - Celebración 10 años ENTC

No hay comentarios:

Publicar un comentario