Y cómo es
que nunca cambiaron el bombín es algo que no acabamos de entender nadie. Cuando
los encontraron en casa, como dormidos, ni siquiera habían forzado la puerta. Y
no será porque no se lo advertimos. Pero se habían vuelto muy mirados: “Para
qué gastar en balde; el que quiera entrar lo hará igual, y el que no quiera...
que no tenga excusa”, solía decir el abuelo.
Si con el
bombín nuevo y una llave para cada uno de nosotros... Qué digo para cada uno,
si todos menos yo estaban fuera... Con una llave para mí, para poder vernos en
Navidad…
Foto: Juana Mª Igarreta |
Me parece un texto brutal en todo lo que dice y más en lo que deja de decir. Cuanto protegemos a la infancia y qué poco a los mayores, por favor. Un abrazo, es un micro estupendo e impactante.
ResponderEliminarPues sí, la soledad y el abandono que sufren muchos mayores son tremendos. Estamos cada vez más deshumanizados. Mil gracias, Luz, por iluminarme con tus palabras. Otro abrazo de vuelta.
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