martes, 15 de octubre de 2019

La extraña advertencia de mi abuela


“Cuidado con los tréboles de cuatro hojas”, me dijo mi abuela al conocer mi intención de matricularme en el taller de pintura situado frente a su casa. Ella, aquejada de varias dolencias, apenas salía. Acodada en la ventana observaba la porción de mundo a su alcance, a veces incluso pertrechada de sus antiguos prismáticos.
Pasaron varias clases hasta llegar a percatarme de aquellas diminutas plantas que decoraban las cortinas. Fue la tarde que el profesor corrió estas últimas con determinación, “para conseguir la luz y atmósfera adecuadas”, dijo. Después, pegando su cuerpo tras el mío, vertió susurrando en mis oídos las últimas correcciones. Nunca más ocurrió.
Imagen de Internet

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