domingo, 13 de octubre de 2019

La última partida


“Cuidado con los tréboles de cuatro hojas”, dijo sibilinamente aquel tahúr. “Y los falsos diamantes”, añadió otro escupiendo por el colmillo. “No hablemos de corazones rotos”, terció el bizco entre bocanadas de humo. Nadie apostilló a picas. El primero en hablar, barajó con parsimonia mientras torturaba entre sus dientes ennegrecidos una brizna de hierba seca, sin perder de vista los sospechosos ademanes de sus contrincantes. “La suerte está echada”, masculló tras repartir las cartas y palparse en la faltriquera su treinta y ocho corto, única herencia paterna. Con aquel as en la manga, más de una vez había ganado la partida. Pero nunca más ocurrió.


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