Vuelven a ser invisibles, el uno
para el otro, después de cada noche de idilio. Como condenados a vivir en un
mundo sin luz, porque al llegar el día se rompe el hechizo. Sus ojos, son los mismos ojos, pero sin
complicidad en sus miradas; sus mismos labios, pero incapaces de los mismos
besos; sus mismos brazos, pero huyendo de perderse en los mismos abrazos; sus
mismos pies, pero no en los mismos senderos.
Esta misma
noche, bajo el influjo de la misma luna, planearán de nuevo, ilusos, compartir
los mismos sueños de futuro.
Imagen de internet |
Una lindísima fábula. Parece que este inicio ha dado textos muy bonitos, tengo que ver el ganador porque algunos como este me parecen difícilmente superables. Besazos, Juana!
ResponderEliminar¡Qué generosa eres, Luz! Esto del REC son palabras mayores. Sólo para magos de la palabra como tú. Besazos de gratitud para ti. Prometo visitar tu blog.
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