Cuando ocurre, presa de un fuerte instinto que perturba mi
sueño, necesito buscarla a tientas en la oscuridad de la noche; y no paro hasta
sentir la tibieza de su negra y satinada piel. Seguidamente, la libero de su elástico
amarre y detecto la suave hendidura que presiono hasta lograr que se abra. Una
vez abierta, cumplo mi deseo en su interior.
Atrapada entre las hojas de mi vieja libreta mora una nueva
idea a salvo del olvido. Es la chispa de un futuro relato que se encendió en mi
mente en el seno de la noche.
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