Las carga el diablo
Soñar despiertos era nuestro juego favorito, mientras matábamos el tiempo inconscientes de que en ello nos iba la vida. Aquella calurosa tarde nos adentramos, una vez más, en el ruinoso palacio de la marquesa. Todo empezó como un juego y nadie imaginó que el lúgubre ambiente reavivara viejas rencillas. Tampoco que aquella antigualla fuera capaz de matar una mosca. Pero, tal vez sin sospecharlo, todos colaboramos en la escenificación del ritual, que terminó por accionar el obsoleto mecanismo del arma. Tras un aleatorio planteamiento, el nudo se enredó y el desenlace se precipitó inevitablemente. Alguien perdió los papeles y el gatillo se le rebeló entre los dedos.
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Imagen de Internet |
Escrito por Javier Igarreta para ESTA NOCHE TE CUENTO
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