Apenas esbozado el planteamiento, el escritor se sintió vacío y abocado a
un nudo gordiano. El presunto asesino, libre del corsé argumental,
incubaba un creciente deseo de matar al padre. Pero el escritor
reaccionó, justo a tiempo de desarmarlo. Ya en vena, se deshizo de él en
un desenlace fatal.
Imagen de Internet |
No hay comentarios:
Publicar un comentario