Desde el otro lado del planeta, observó perpleja
cómo su compañero Nicolás, el alumno más brillante y admirado de la clase, se
hacía con el examen de matemáticas, lo fotocopiaba y recolocaba posteriormente
en el cajón de la mesa del profesor.
Cuando Nicolás abandonó el aula, se
incorporó abatida y, haciendo girar el globo terráqueo vertiginosamente sobre
su eje, entendió por primera vez que su
amigo y ella siempre habían vivido en diferentes hemisferios.
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