Siempre
iba con prisa. Un día descubrió que manteniendo el dedo pulsado en el botón del
semáforo, no solo este cambiaba de rojo a verde, sino que anochecía.
Foto de Internet |
Seducido
por el experimento lo repetía una vez tras otra. Hasta que una mañana vio a un
viejecito reflejado en el espejo.
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