Luego
cruzó el pasillo, bajo al sótano y mató al prisionero. Justo en ese momento
entraba en casa Mateo, el hijo que hacía el turno ese sábado para acompañarle. Al escuchar el estallido corrió sobrecogido escaleras abajo, encontrándose a su
tembloroso padre con la escopeta de caza en la mano.
Propuesta para REC - Cadena Ser - frase obligada "Luego cruzó el pasillo, bajó al sótano y mató al prisionero".
Barbáro¡¡¡, es buenísimo,,,, siento no poder expresar el IMPACTO que ha tenido en mi.
ResponderEliminarBesos fuertes♥♥
tRamos
Intento en este instante hacerme seguidora...me da problemas google, pero me llevare el enlace para mis blogs preferidos si o si.
A mí si que me has dejado IMPACTADA con este comentario tan generoso, Tramos.Yo también te voy a seguir. Mil gracias y otros besos para ti.
EliminarHola Juana.
ResponderEliminarMe gusta tu blog. Te invito a visitar el mío, espero que te guste.
Gracias por compartir lo que escribes, me gustó leerte.
Ya te sigo... espero volver pronto.
Saludos.
Mil gracias por tu visita, Alma. Acabo de echar un vistazo rápido a tu blog, tiene muy buena pinta. Volveré con más tiempo. Saludos
EliminarTriste relato sobre la vejez. Me confundió los nombres Mateo y Matías, creí que eran el mismo personaje.
ResponderEliminarHola Javier, gracias por tu visita. Lo de los nombres simplemente me gustaron para padre e hijo, aunque sean los dos hebreos y con igual significado. Saludos
ResponderEliminarLa vejez multiplicada en miles de espejos. Debe tener una sensación terrible. Muy bueno, Juana.
ResponderEliminarUn abrazo
Por mucho que la queramos dulcificar, la vejez es una etapa dura, sobre todo si uno es consciente de la pérdida de facultades. Gracias por tu visita, Bea. Otro abrazo.
EliminarMuchas son las ocasiones donde uno quisiera disparar al espejo y hacer añicos su imagen. Triste, impactante y llena de reflejos.
ResponderEliminarAbrazos
Bueno, mientras sigamos reconociéndonos, más feos o más guapos, no es grave la cosa. Lo malo es no saber que eres tú el del espejo. Entonces sí que se pone la cosa fea del todo. Abrazos y gracias, Manuel.
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