Sería largo de contar su posterior viraje hacia el rojo vintage. Sin duda fue un proceso alquímico de adaptación a las condiciones objetivas de la realidad. Curiosamente, el cauce por el que circula el dinero. Un mundo opaco cuyos oscuros entresijos le brindarían noches en blanco. Además de algún enemigo de confianza.
Un día desapareció sin dejar rastro. Sin embargo, los infatigables sabuesos de la prensa amarilla consiguieron detectar su presencia frente al azul del Caribe. Días después dos sicarios lo tendrían en el punto de mira. Fue al atardecer. Mientras paseaba pensativo por la orilla, su silueta negra ofrecía un blanco perfecto.









