—Siendo
vuestra merced, señor Don Quijote, persona ilustrada, habrá oído
hablar de la existencia de un viejo reino en cuya capital, Pamplona,
y en honor a un tal San Fermín, se celebran unos festejos que no
tienen parangón...
— Al
grano, Sancho, al grano.
— Cuentan
que durante ocho días comen, beben y bailan más que en las Bodas de
Camacho, contagiando de alegría hasta al más triste. Además,
y aquí viene lo que
me tiene inquieto
el magín…
— Te
recuerdo, Sancho, que
es mejor no empezar a hablar si no estás seguro de lo que vas a
decir.
— He
sabido que en
esas tierras gobernaron
durante siglos
muchos Sanchos;
siendo
Sancho yo también, ¿no
sería menester conocer ese
lugar?
Por
otro lado, afine vuestra
merced bien
el oído, dicen
que en Pamplona tienen
a ocho gigantes cautivos,
y
que sólo
para bailar les
conceden libertad.
—
Amigo Sancho, motivos
tenemos los dos para emprender esta aventura, pues
parece prometer más ventura
que
locura. Habrá
que ver si entre aquellas
gentes aún te quedan parientes, y si son molinos
o gigantes
esos extraños
danzantes.
¡Vayamos
prestos a buscar las cabalgaduras! Con
tu burro y mi rocín ¡a
Pamplona hemos de ir!
 |
Imagen de Internet |
Relato finalista Certamen Internacional Microrrelatos San Fermín