No recordaba haberlo escondido tan bien. Sólo que fue antes de abrir la puerta a Matilde, que alternaba timbrazos y voces acompañada de su gatita negra recientemente recogida de la calle. Su vieja lavadora estaba perdiendo agua y necesitaba ayuda.
Llegó el 22 de diciembre y el boleto no había aparecido. "Tampoco me iba a tocar", pensó Lucas intentando consolarse.
Al volver de pasar las navidades con la familia, encontró bajo su puerta una nota: "Gracias por todo, Lucas. Siento no haberte dado un abrazo de despedida. Te deseo lo mejor. Ah, a la gatita he decidido llamarla Fortuna".
Relato finalista REC - semana 12

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