A Marta ya le mosqueó su actitud cuando entraron juntos en la estación. No era la primera vez que encontraba un tipo así. Él le cedió el paso con afectada galantería y Marta esbozó una media sonrisa. Cuando volvieron a coincidir más tarde en el tren de cercanías, ella trató de ignorarlo concentrándose en el móvil. Pero él parecía empeñado en seguir con su particular juego y se situó estratégicamente. Dos estaciones más adelante Marta levantó la vista y se topó con aquella mirada de cernícalo clavada en ella. De pronto vio subir a Lucas, aquel orteguiano de pro, siempre a la expectativa, y se le abrió el cielo. Súbitamente olvidó sus reticencias y se abrazó a él que se dejaba querer con cara de circunstancias. Enmarcado al fondo del vagón semivacío quedó aquella mirada despectiva que intentaba diluir su frustración más allá de las ventanillas.
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Imagen de Internet |
Escrito por Javier Igarreta - Celebración 10 años de ENTC
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