martes, 14 de septiembre de 2021

Tallas

En cuanto se paró ante el escaparate, se sintió inundada por la luminosidad del fucsia. Ya estaba bien de aparentar tristeza. Después de todo, Genaro no se merecía tanto. Además él siempre fue muy alegre, demasiado quizás. Lorena entró en la tienda y con su voz cantarina se dirigió a una dependienta que, haciéndose de rogar, levantó la vista de la pantalla. Tras calibrar sus medidas con una mirada inquisidora la excluyó de la oferta. “Sólo quedan tallas pequeñas”, dijo taxativamente y con cierta sorna. Le faltó añadir que evidentemente ahí no encajarían los centímetros de más de su generosa constitución. Por encima de su ceja izquierda, Lorena esbozó un ostensible gesto de desagrado, mientras un amago de cabreo se le removía justo donde antaño sentía las mariposas. Al ver que el desencanto desequilibraba la armonía de su semblante, la dependienta intentó un simulacro de empatía y, como si quisiera sorprenderla con un atractivo plan B, dijo: “La tenemos también en negro, tal vez te quedaría mejor”. Lorena miró fijamente a la dependienta desde el fondo de sus ojos azabaches y, transformando la ira contenida en desprecio, construyó un dique ante sus lagrimales.


Imagen de Internet

Escrito por Javier Igarreta para ENTC - Propuesta: El enfado y la ira.rentar 

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