El alcalde de Pamplona lo dijo así de claro: “Muy a mi pesar, me veo
obligado a suspender las fiestas de
San Fermín de este año 2021”. Estas palabras que disparó al punto de la mañana
el viejo aparato de radio, cuyo volumen endiablado parecían manejarlo unas
manos invisibles, impactaron como proyectiles
en los oídos de Sátur, nublando irremediablemente su mirada. Acodada en el alféizar de la ventana se asomó
al interior de sus recuerdos y, envuelta en un tsunami de nostalgia, una vertiginosa sucesión de
imágenes ocupó su mente: Sátur niña, escapando de Caravinagre presa de un temor emocionante; Sátur joven,
bajo el hechizo de los fuegos artificiales degustando besos con sabor a
kalimotxo; Sátur madre, de gaupasa en el sofá esperando el milagro de la
aparición de los hijos; Sátur abuela, bordando en plata el nombre de su primer
nieto en un pañuelico rojo.
Cuando se sobrepuso, algo
avergonzada, murmuró por lo bajo: “Con la que está cayendo y yo tan mayor dejándome
llevar por estas sensiblerías… Mejor que
no se entere nadie”. Luego cerró la ventana y se dirigió al santo que presidía
la biblioteca: “¿Qué tal si sacas tu capotico y nos libras ya de este
morlaco?”.
Escrito por Juana Igarreta - Certamen Microrrelatos Blog San Fermin
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