“No es cierto que tengan siete vidas los gatos, ni que cruzarse con uno negro traiga mala suerte. Vivimos rodeados de falsas creencias y absurdas supersticiones”. Así de categórica hablaba la tía Luisa que estudiaba para veterinaria.
Una tarde nos cruzamos con un gato negro precioso. Al volverme para verlo de nuevo, choqué contra una escalera desestabilizando al apuesto pintor que trabajaba sobre ella, y cuya brocha acabó encajada en el generoso escote de mi tía. Aquella imprevista pincelada le llegó al corazón y la cosa acabó en boda.
Se separaron al poco tiempo. Más vale que la culpa se la echaron al gato.
Imagen de Internet |
Escrito por Juana Mª Igarreta
Jajaj, muy bueno. Mi padre decía que no era supersticioso, pero hasta el el 30 de mayo no se quitaba el sayo y por bien o por mal, hasta San Juan. Y es que no era supersticioso, pero por si acaso...
ResponderEliminarBesicos muchos.
Mil gracias por comentar, Nani. Pienso que todos en el fondo tenemos algo de supersticiosos.
ResponderEliminarBesos también para ti y sobre todo mucha salud para el año que comienza.
Muy ocurrente. Me ha encantado el relato
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Adela, por pasarte y comentar. Me encanta que te encante. Besos.
Eliminar