Tras sacarme de la bolsita, me
introdujeron en un ajustado agujero. Completamente hundido, sentí cómo una
punta de acero perforaba, con insistentes vueltas de rosca, mi virginal alma de
plástico. ¡Hasta cuándo tendría que soportar aquella escarpia alojada en mis
entrañas! Entonces escuché al señor Fischer: "Mis tacos aguantan
siempre".
![]() |
Imagen de Internet |
Y Mr. Fischer no se equivocaba... Al menos no siempre.
ResponderEliminarSaludos,
J.