“Serán
solo cien palabras, como máximo, en las que podrás presentarte ante los demás”,
le había dicho Julián, que ya era un experimentado en el grupo. Así que cogió
un folio en blanco y, después de poner su nombre y apellidos junto a su edad y
lugar de residencia, todavía le quedaban ochenta palabras. Contó que era un
parado de larga duración; que llevaba tiempo sin ver ni a su familia ni a sus
amigos; que le parecía una verdadera faena que, ahora, se necesitara llave para
abrir los contenedores de residuos orgánicos.
Al final,
borró su nombre y apellidos; eran demasiadas palabras.
Imagen de Internet |
No hay comentarios:
Publicar un comentario