Neón, neón, neón,
lucecitas de colores
verde, rojo, marcha, stop
entre el rugir de motores.
La noche, fresquita y azul,
la calle, repleta y febril,
aroma a estertor de autobús,
arritmia entre el ir y el venir.
Bostezos que apuran su hastío
al pie de la barra de un bar,
miradas mirando al vacío
cansadas de tanto mirar.
Sirenas que cortan la noche
robando segundos al tiempo,
enigmas que viajan en coche
buscando vivir el momento.
Y lanzan campanas al vuelo,
residuos de antiguos fervores
de ritos, preceptos y clero
que hoy entretienen a insomnes.
La noche extiende su manto
hecho de sueños y sombra
hechizos y desencanto
suspiros, miedos y bronca.
Javier Igarreta
Mi enhorabuena también para ti, Javier. Beso!
ResponderEliminarMuchas gracias, Beatriz, de parte de mi hermano Javier. Saludos
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