domingo, 9 de marzo de 2025

Menú especial

(Propuesta 1)

Un joven entró acelerado en el comedor ocupando una de las mesas del fondo. Al ofrecerle la carta, le dijo a Luis, el camarero: “Ya sé lo que quiero. Lo primero, que confíe en mí. Después, consígame rápidamente un atuendo de cocinero, me están buscando y necesito salir camuflado del restaurante. Ah, que sea holgado, debo ocultar la pistola que llevo encima. Y por último, le ruego que acepte esta alianza en pago a su favor”.

Luis, atemorizado, le entregó el uniforme.

Leyendo la inscripción de la alianza, entendió el guasap de su madre apremiándolo a que la llamara urgentemente.



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(Propuesta 2)

Lucas emplataba los postres cuando recibió la noticia de la muerte de su abuelo. Pensando en lo poco que lo había visto últimamente, sintió una enorme tristeza. Aunque intentó sobreponerse rápidamente, no pudo evitar que un reguero de lágrimas cayera sobre uno de los flanes. Las prisas hicieron que en lugar de desecharlo acabara en la mesa de Mateo, un comensal de confianza.

Mateo, antes de marcharse, le dijo a Lucas que el flan le había sabido a gloria. Y Lucas, desconcertado, se preguntó cómo sería entonces el sabor de la pena.


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martes, 4 de marzo de 2025

Menú especial


Menú especial (1)

Cuando vio al minino subirse a la parra recordó que en situación parecida ella había hecho el ridículo. Pero viéndole comerse las uvas no pudo evitar que se le hiciera la boca agua. Más de una vez lo tuvo al alcance, pero nunca se decidió a hincarle el diente. Su dulzura le inspiraba ternura. Pero de pronto le resultaba apetecible. ¿A quién le amarga un dulce?

Dispuesta a no tropezar de nuevo en la misma parra, comenzó a trepar suprepticiamente. Con un sutil quiebro el gatito evitó convertirse en manjar. La zorra pagó cara su osadía. ¡Menú….do batacazo!


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Menú especial (2)

Su eminencia era amigo de la buena mesa pero un día de difuntos requería un ágape frugal. Su ánimo flaqueó ante unas «alcachofas al infierno». Excusándose por la «blasfemia» reconoció que estaban divinas. Sin tiempo para reponerse, sus fosas nasales detectaron en la olla podrida un atisbo del paraíso.
Y los postres? Oooooh, los postres!!!
Los «buñuelos de viento» estaban como para echarse a volar. ¿Qué decir de los «huesos de santo»? De muerte. Cómo colofón, un «tocino de cielo» sólo para bienaventurados . Renunció al café por excitante y al vinito dulce de las Camaldulenses por su fama de afrodisíaco.

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domingo, 9 de febrero de 2025

Peldaños con años

Antes de que me lo pregunte, yo se lo cuento. Estar aquí se lo debo a una escalera. Mi intención era alcanzar el altillo del armario, pero no esperaba llegar tan arriba. Era una escalera de esas de tijera. Ni yo sé desde cuándo estaba en casa. Todo fue por mi cabezonería en hacerme con la caja de fotos en blanco y negro. Eran fotos de mi infancia. La infancia ya sabrá usted lo que marca. Sin esas fotos me sentía como si me hubieran arrancado un trozo de mi vida. Porque están también los recuerdos, claro, pero ésos a veces van cambiándose caprichosamente en nuestra cabeza. Mi Eulogio, sin ir más lejos, contaba cosas nuestras que yo nunca viví. Las fotos son otra cosa, sobre todo las antiguas. Te ves tal cual, sin trampa ni cartón. Mis preferidas eran las de las comedias que por Navidad hacíamos en el colegio. En una aparezco vestida de Virgen María, y en otra de angelito. Yo siempre he sido de esas cosas, ¿sabe?

_ ¡Al fin te despiertas, mamá!, ¡menudo susto nos has dado!

_ ¿Eres tú, Fernando? Cuánto tiempo sin verte. Con esa barba pareces…, pareces San Pedro.



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viernes, 17 de enero de 2025

Música celestial

La escalera que arrancando desde el pasillo contiguo al refectorio subía al piso donde se encontraban las celdas, parecía diseñada según las directrices de alguna tortuosa mente. Tan anárquica sucesión de tramos, giros y descansillos, sin duda respondía a algún secreto motivo. En un lugar indeterminado del laberíntico desvarío un pequeño recoveco daba lugar a una exigua capillita, suficiente para encajar una extraña pintura. Bajo la alquímica cobertura del óleo ocultaba su identidad un personaje representado de espaldas.

Aquella noche, poco antes de la hora de Maitines, la abadesa Hermenegilda Dunord tuvo uno de sus cíclicos arrebatos. Contraviniendo la lógica propagación del eco, su grito recorrió las más enigmáticas anfractuosidades de la escalera. Transformado en obsesivo lamento fue modulando sus notas hasta trocarse en subyugante armonía. Severo Manontroppo, inquisidor de infausta memoria, no pudo permanecer por más tiempo impasible y desprendiéndose de su anclaje en el pasado dio la cara. Tras contemplar en la trama del lienzo su terrible impronta esbozó una mueca ambigua, recompuso su figura y se dejó seducir por los liberadores matices de la melodía. Sus acariciantes inflexiones le hacían presagiar un acorde perfecto. La abadesa siempre estaba dispuesta a dar el do de pecho.


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Escrito por Javier Igarreta para ENTC - Propuesta: Escalera.

domingo, 15 de diciembre de 2024

Irrepetible paripé

Una bella catedral ha renacido de sus cenizas. Numerosos dirigentes de todo el mundo han sido invitados a su reapertura. Hay indignación por algunas ausencias, pero nadie se cuestiona ninguna de las presencias.

En el interior del templo, rebosante de almas y de algún que otro desalmado, se suceden los discursos de las autoridades competentes, duchos en llenar el tiempo con palabras vacías. Pero cuando el arzobispo de la ciudad habla de paz entre los pueblos, la cámara enfoca al mandamás de los altos mandatarios, que con sus manos enlazadas en actitud beatífica escucha impertérrito el sermón. Él, que ha prometido expulsar de su país a todos los delincuentes sin papeles, se siente sin embargo muy cómodo en su papel de delincuente. Aun teniendo varias causas pendientes con la justicia, sus incondicionales lo han vuelto a sentar en el sillón presidencial.

Una bella catedral ha renacido de sus cenizas. No muy lejos de allí, con el beneplácito de algunos de los que hoy contemplan embelesados el resurgir de Notre Dame, las guerras siembran cada día la tierra de cadáveres. ¿Quién los hará renacer?


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Escrito por Juana Igarreta para ENTC - Propuesta: Nepakartojama o irrepetible.

jueves, 12 de diciembre de 2024

Rituales

A primera hora, Bernardo tuvo que dar el callo en un entierro de excesiva pompa para tan efímera circunstancia, pensó emulando la ácida socarronería de Eustaquio, su antecesor en el cargo. Él le había enseñado a relativizar la transcendencia de su oficio. Amén de a liar un cigarro, como si fuese un ritual.

Precisamente hoy se cumplían dos años de su defunción. Qué mejor manera de honrar su memoria que liando un pitillo con aquella actitud suya, casi sacramental.

Al pie de su tumba, Bernardo sacó la picadura y un librillo Abadie, moldeó una hojita entre sus dedos y distribuyó las hebras en el nicho de papel. Después las envolvió con él, ensalivó su borde engomado y selló el canuto. Una vez compactado lo colocó en sus labios y activó el chisquero. Al segundo intento afloró una llamita agonizante, suficiente para cebar el cigarro. La primera calada le llegó al alma. Bernardo retuvo el humo hasta el límite de su capacidad. Cuando sus alveolos pulmonares detectaron la mordida de la nicotina, lo fue expulsando. Voluta a voluta, el humo debió de alcanzar el más allá. En medio del sepulcral silencio se escuchó un lejano carraspeo.


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viernes, 8 de noviembre de 2024

Efectos secundarios

Cuando Paquita se levantó y percibió que las paredes de la casa lucían de color verde, lejos de llenarse de alegría viéndose rodeada de su color preferido, se sintió presa de un desconcierto que fue en aumento al contemplar cómo Chispas, su gato, salvaba la distancia entre el suelo y la ventana de la cocina, no mediante el brinco matutino que tenía por costumbre, sino con una extraña y ralentizada ascensión más propia de un vuelo que de un salto.


Confundida y sudorosa salió al rellano de la escalera y llamó al timbre de la vecina de enfrente, mientras con un sincopado hilo de voz pronunciaba su extenso nombre: “¡Her...me...ne...gil...da!”.

Hermenegilda abrió, pero no pudo evitar que Paquita se desplomara ante sus ojos.

En urgencias concluyeron que el tratamiento indicado a la paciente para paliar sus vértigos, no era tolerado por la misma. Ante el relato pormenorizado de Paquita explicando sus impresiones en aquella mañana caótica, resolvieron sumar a la lista de efectos secundarios del medicamento “posible alteración en la percepción de los colores y los movimientos”. Paquita pensó que también podrían haber añadido “favorece las relaciones sociales”.


Paquita y Hermenegilda llevaban
 
diez años sin hablarse.




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jueves, 24 de octubre de 2024

Profundidad de campo

“El campo siempre estará abierto a todas las posibilidades”, repetía constantemente la megafonía. “Incluso a la de cerrarse”, apostilló un resentido, que gesticulaba escenificando la ampulosidad del eslogan.

Lo que al principio parecía un desaforado exabrupto, se transformó, de boca en boca, en un inquietante augurio. El campo, cuyos límites se perdían más allá del horizonte, podría ser acotado. Lejos de quedarse al margen, el inmenso terreno fue capaz de sobreponerse a sí mismo. En una sobreactuada redundancia campó a sus anchas por los más abruptos descampados. Para cuando llegó a aquella difusa masa verde ya había germinado en su seno una pregunta seminal: ¿Será esto el bosque? La inusitada contundencia del interrogante hizo mella en la frondosa espesura. Haciendo honor al dicho, los árboles se empeñaron en no dejar ver el bosque y cayeron uno tras otro en una insólita batalla campal. La terrible sarracina acarreó una ingente cantidad de leña. Los roces hicieron inevitables las chispas y el fuego, siempre a la que salta, se dejó seducir. Arrasada la masa boscosa, sólo quedó tierra quemada. Como un ave Fénix, el campo resurgió de sus cenizas y volvió a las andadas.


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domingo, 15 de septiembre de 2024

La casa de Marina


Marina está frente al espejo. Escudriña su rostro generoso en arrugas. Ayudándose de ambas manos, estira su cara y, por un momento, rescata a la joven que fue. Luego se detiene en la cicatriz de su mejilla izquierda, y su imagen hecha niña la conduce hasta la casa donde nació. Una casa que nunca fue de su familia, pero a la que Marina siempre ha pertenecido. Porque cuando mandan los sentimientos el concepto de propiedad no coincide con lo escriturado por un notario.

Nunca ha olvidado el día que su familia decidió abandonar aquel primer hogar. Encerrados en sus paredes quedaron sus primeros pasos, sus primeros juegos, sus primeros sueños. Los mayores hablaban de futuro, pero los ojos de una niña de siete años no alcanzan a ver tan lejos. También oyó comentar a su madre que los abrazos de don Cosme, el dueño de la casa, eran demasiado largos; pero una niña de siete años no sabe medir un abrazo.

Desde que Marina supo que la casa ahora yace bajo las aguas de un pantano, lo mismo dormida que despierta, vuelve a ella. Se niega a que las sombras del olvido la borren para siempre de su memoria.


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Escrito por Juana Igarreta para ENTC - Propuesta: Saudade o sentimiento próximo a la melancolía.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Un cúmulo de circunstancias

Para sobrellevar la vida de recluso era conveniente mantener rituales y rutinas. Intentar hacer un pacto con el tiempo. En definitiva, estrategias para matarlo. Como cada tarde, Mortimer se encaramó a las rejas de su celda para contemplar la puesta del sol. Un privilegio de veterano, condenado sine die a la pena capital. Dadas las circunstancias, aquellos momentos constituían una sus escasas posibilidades de evasión. O de caer preso de la nostalgia. Pese a todo todavía podía rescatar algún recuerdo feliz.

Mortimer había tenido una infancia difícil. Los años de reformatorio le llenaron de rabia y resentimiento. Su escasa empatía, unida a una extrema meticulosidad, conformarían su particular modus operandi. Pagado de sí mismo, cobraría por objetivos. Alérgico a los escrúpulos de conciencia, lo importante era mantener la distancia. Entre su punto de vista y el punto de mira sólo había un problema de balística. En cierta ocasión se cruzó en su trayectoria un imprevisto. Un lamentable daño colateral.

Ahora que su sentencia estaba al caer, la mortecina luz del atardecer parecía empeñada en recordarle aquel muerto, y la imagen largamente encriptada del niño que aquel día se puso a tiro, le dio de lleno.


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Escrito por Javier Igarreta para ENTC - Propuesta: SAUDADE o sentimiento próximo a la melancolía.