Cerca de una
alambrada,
que rodeaba un lujoso
jardín,
una humilde margarita
vino a nacer en
abril.
Contemplaba todos los
días
aquel exuberante
vergel,
envidiando a todas
las flores
que habían crecido en
él.
Foto: Juana Mª Igarreta |
Sobre todo, entre las
flores,
llamaba más su
atención
una gran rosa
amarilla
por su tamaño y
color.
Foto: Juana Mª Igarreta |
¿Por qué no seré yo
rosa,
en lugar de ser
margarita?
¡Cuánto daría por ser
grande
en vez de ser tan
chiquita!
Un día muy de mañana,
en cuanto los ojos
abrió,
se volvió hacia la
rosa,
pero a la rosa no
halló.
Foto: Juana Mª Igarreta |
Alguien prendado
quedó
de aquella flor
llamativa
y con afiladas
tijeras cortó
la hermosa rosa
amarilla.
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Imagen de Internet |
Nuestra amiga
margarita
a ninguna flor ya
envidió
y con el tallito encorvado
al fin de la
primavera llegó.
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