(Relato escrito a tres manos. Interesante experiencia que he tenido la suerte de compartir con mis compañeros de ENTC, Héctor Ramón Romero y Antonia García Lago, celebrando el millón de visitas en dicha página literaria).
http://estanochetecuento.blogspot.com.es/2013/11/m1-laberinto-vegetal-del-equipo-bosque.html
Laberinto vegetal
Procuró borrar las huellas. Lo venían siguiendo desde el día anterior,
cuando los perros descubrieron el cadáver de Cristina, escondido entre
matorrales del viejo bosque de álamos y tejos, allí donde el pueblo se
perdía de vista y el terreno iba ascendiendo hacia el sur. Era un bosque
cerrado, lleno de caminos antiguos que semejaban ríos rojos entre
romeros y flores de jaras.
Había tenido el tiempo justo de coger una alforja gastada por el
tiempo, donde guardó unos pocos alimentos enlatados. Y luego, bordeando
un pintoresco lago, se fue internando en una maraña de colores y
fragancias silvestres.
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Foto: Juana Mª Igarreta |
Sabía que corría con ventajas respecto a esos
policías de ciudad, él conocía al dedillo esos terrenos montañosos
poblados de árboles y animales...algunos salvajes. De tanto en tanto
hacía un alto para escudriñar la oscuridad y apantallaba sus orejas
intentando captar cualquier sonido extraño que le alertara de algún
peligro. Anduvo durante toda la noche, hasta que, exhausto, tropezó con
unas raíces de árbol y cayó de bruces, golpeándose en la cabeza. Antes
de perder la consciencia apenas tuvo tiempo de vislumbrar unas palabras
que, impresas sobre una cinta plástica, aparecían vagamente iluminadas
por un rayo de luna: “Terreno precintado por investigación policial”.