lunes, 17 de abril de 2017

Acuerdo tácito



Aquel viejecito se le cruzó en la calle una mañana. Ella iba atropellando tiempo para llegar puntual a un trabajo mal pagado. Él dilataba los minutos asido a su andador, arrastrando soledad en sus zapatos. 

Ahora, con sus horas sincronizadas, pasean cogidos del brazo. Fue un amor a primera Visa.


 
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