viernes, 22 de enero de 2016

Pruebas en la trastienda



Aquella zapatería cambiaba de dependientas como su escaparate de zapatos. El dueño del comercio, un tipo orondo de carácter bronco, aprovechaba los tiempos vacíos de clientela para probarse en la trastienda los últimos modelos recibidos. Como su voluminoso perímetro abdominal le impedía agacharse, obligaba a la dependienta de turno, entre otras cosas, a calzarle innumerables pares de zapatos. 

Una mañana apareció inerte, caído de bruces en el suelo del establecimiento, con sus zapatos negros sujetados entre sí por un único y blanco cordel. Tardaron en descubrir los dos cordones negros, anudados y ocultos bajo el denso pliegue de su cuello.

Fotografía de Chema Madoz


2 comentarios:

  1. Me imagino a Hitchcock observando, con su cámara cinematográfica, desde una ventana en la trastienda...

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