sábado, 28 de noviembre de 2015

Para vestir santos




Las besa con suma conciencia para no equivocarse cada una de las estampas que celosamente guarda en su mesilla de noche: la de Santa Apolonia, para que no le produzcan rechazo los nuevos implantes; la de Santa Lucía, para que le permita distinguir, a través de la mirilla, qué tipo de acompañante trae a su casa cada noche la turbia vecina de enfrente; la de San Roque, para que le evite cruzarse por la escalera con los apestosos inquilinos del tercero, de piel oscura, venidos vete a saber de dónde.

La estampa de San Antonio, ayer, la hizo trizas.


Imagen de internet



sábado, 14 de noviembre de 2015

Participar a pesar de todo


Juan no estaba en su mejor momento. A pesar de todo, decidió participar en la San Silvestre Salmantina.
Al inicio de la carrera, atravesando el Paseo de San Antonio, una secuencia de imágenes negativas ocupaba su mente, actuando como un lastre que agarrotaba sus músculos. Respiró profundamente y siguió avanzando. Trató de poner orden en sus pensamientos: consideró que su ruptura con Laura era lo mejor para los dos; recordó la enfermedad de su padre, y se propuso acompañarlo en esa dura etapa; y en cuanto al largo y tedioso paro, pensó que tal vez con el nuevo año se abrirían para él las puertas del mercado laboral…
Cuando, exhausto, con torpes e irregulares zancadas logró completar el recorrido entrando de nuevo en el Paseo de San Antonio, unos gritos de ánimo envueltos en aplausos le sacaron de su ensimismamiento.
Había llegado el último. Pero él sabía que había ganado.




Participación Concurso microrrelatos San Silvestre Salmantina
Participar, a pesar de todo
Juan no estaba en su mejor momento. A pesar de todo, decidió participar en la San Silvestre Salmantina. Al inicio de la carrera, atravesando el Paseo de San Antonio, una secuencia de imágenes negativas invadía su mente, actuando como un lastre que agarrotaba sus músculos. Respiró profundamente y siguió avanzando. Trató de poner orden en sus pensamientos: consideró que su ruptura con Laura era lo mejor para los dos; recordó la enfermedad de su padre, y se propuso acompañarlo en esa dura etapa; y en cuanto al largo y tedioso paro, pensó que tal vez con el nuevo año se abrirían para él las puertas del mercado laboral. Cuando, exhausto, con torpes e irregulares zancadas logró completar el recorrido entrando de nuevo en el Paseo de San Antonio, unos gritos de ánimo envueltos en aplausos le sacaron de su ensimismamiento. Había llegado el último. Pero él sabía que había ganado.
- See more at: http://www.sansilvestresalmantina.com/concurso-micro-relatos-publicados.php#212
Participar, a pesar de todo
Juan no estaba en su mejor momento. A pesar de todo, decidió participar en la San Silvestre Salmantina. Al inicio de la carrera, atravesando el Paseo de San Antonio, una secuencia de imágenes negativas invadía su mente, actuando como un lastre que agarrotaba sus músculos. Respiró profundamente y siguió avanzando. Trató de poner orden en sus pensamientos: consideró que su ruptura con Laura era lo mejor para los dos; recordó la enfermedad de su padre, y se propuso acompañarlo en esa dura etapa; y en cuanto al largo y tedioso paro, pensó que tal vez con el nuevo año se abrirían para él las puertas del mercado laboral. Cuando, exhausto, con torpes e irregulares zancadas logró completar el recorrido entrando de nuevo en el Paseo de San Antonio, unos gritos de ánimo envueltos en aplausos le sacaron de su ensimismamiento. Había llegado el último. Pero él sabía que había ganado.
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martes, 10 de noviembre de 2015

Un cuento con el que soñar



Salen sigilosamente de las habitaciones de sus hijos cada noche, después de compartir con ellos la lectura de un cuento. Un cuento que decore sus sueños salpicándolos de fantásticas aventuras, en las que el príncipe del bien acaba derrotando al monstruo del mal. Un cuento que contar a sus compañeros de mesa, aderezando de ilusión y esperanza cada plato, que cada mediodía, desde hace ya demasiado tiempo, les sirven en el atestado comedor social del barrio.


Foto de internet

lunes, 2 de noviembre de 2015

Noche hechicera



Vuelven a ser invisibles, el uno para el otro, después de cada noche de idilio. Como condenados a vivir en un mundo sin luz, porque al llegar el día se rompe el hechizo. Sus ojos, son los mismos ojos, pero sin complicidad en sus miradas; sus mismos labios, pero incapaces de los mismos besos; sus mismos brazos, pero huyendo de perderse en los mismos abrazos; sus mismos pies, pero no en los mismos senderos.


Esta misma noche, bajo el influjo de la misma luna, planearán de nuevo, ilusos, compartir los mismos sueños de futuro.


Imagen de internet