jueves, 20 de noviembre de 2014

Pitagorina


Empezó a pensar en un nuevo teorema para acabar con el triángulo en el que se sentía tan encorsetada. Solo tenía que conseguir librarse de ese par de catetos que siempre le asaltaban por las esquinas.






Abandonando la recta postura que le caracterizaba dejó de guardar la línea, y apenas su figura empezó a insinuar una leve curva, ellos, mostrando su lado más obtuso, desaparecieron.

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