viernes, 31 de octubre de 2014

El vendedor de ilusiones


Sigismund Markus está en su juguetería. Consciente de la presencia inminente del “ogro dominador”, se va despidiendo del lugar y de todos los objetos a los que consigue dar alcance con sus afligidos ojos. Esta juguetería le ha permitido  vivir modestamente en lo económico, pero plenamente en lo personal. Ver cómo prende la llama de la ilusión en los ojos de un niño, es un pequeño milagro al que un vendedor de juguetes  tiene la oportunidad de asistir cada día.

Es jueves, pero hoy la bella y frágil Agnes no pasará por la tienda, como cada semana, a rogarle que cuide del pequeño Oskar. Ella hace días se entregó en los brazos "del de arriba", harta de navegar de unos brazos seguros, pero no queridos, a otros brazos deseados, pero prohibidos. Incluso Markus tuvo siempre los brazos y el corazón abiertos para ella; para ella y para su pequeño Oskar;  porque para alguien que decide a los tres años dejar de crecer, una juguetería es el lugar ideal para vivir.

Imagen de la película "El tambor de hojalata" (Internet)

Markus, bajo la mirada congelada de múltiples muñecas, siente cómo se desvanecen sus últimos minutos en profundo silencio, roto de pronto por el repique amigo de un tambor de hojalata.





4 comentarios:

  1. No recuerdo exactamente el argumento, pero se lee como tal. Desde luego caracterizas muy bien el sentir de los que aman sin más. Espero que tengas suerte, debe estar a punto de salir los resultados.

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  2. Muchas gracias, Ximens, por tus palabras y buenos deseos. No pudo ser. El listón está muy alto para una aficionadilla como yo. Saludos

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  3. Hola, Juana.

    Este se me pasó leerlo en ENTC, pero me parece magistral. La peli es también una de mis favoritas. El niño aún se me aparece en alguna pesadilla.

    Disculpa no haber estado en el momento en que lo publicaste.

    Besos y abrazos.

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    1. Hola, Towanda. Decirte que sí me hiciste comentario en ENTC. Somos tantos que a veces llevar la cuenta se hace difícil. De todas formas, no te preocupes, a mí me hace mucha ilusión que me comentes también en el blog. Mil gracias con besos y abrazos para ti.

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