viernes, 9 de mayo de 2014

Colores



Nadie pareció fijarse que aquel día el cielo amaneció verde esmeralda, salteado de nubes rojas rectangulares. Tampoco nadie se percató de que el indigente, que dormía todas las noches entre cartones en los soportales de la plaza, yacía rodeado de un charco de sangre azul.




Aquella tarde se disputaba la final de la liga de fútbol entre los dos grandes equipos del país. 

7 comentarios:

  1. Es muy bueno tu escrito, con mucho fondo.

    Beso.

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    1. Gracias, Pamela, por pasarte por aquí y dejar tus amables palabras. Saludos

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  2. Muchas gracias por tu visita y por tus buenos deseos, José María. Echaré también una ojeada a tu blog. Saludos

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  3. Aún nos queda el mundial para pasar de largo ante situaciones indecentes.
    Un saludo
    JM

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    1. Sí, la verdad es que el fútbol a muchos los vuelve sordos y ciegos. Gracias, Juan Manuel, por la visita. Saludos

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  4. Muchas veces con pocas palabras se dice mucho, eso ocurre hoy con lo que escribes.
    Un abrazo

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  5. Agradezco mucho tu visita y comentario, icue. Otro abrazo para ti.

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