miércoles, 2 de abril de 2014

Estallido



Luego cruzó el pasillo, bajo al sótano y mató al prisionero. Justo en ese momento entraba en casa Mateo, el hijo que hacía el turno ese sábado para acompañarle. Al escuchar el estallido corrió sobrecogido escaleras abajo, encontrándose a su tembloroso padre con la escopeta de caza en la mano.

Antes de que diera tiempo a preguntarle qué había sucedido, Matías, señalando el viejo espejo del que apenas quedaban unos fragmentos sujetos en los vértices del marco, explicó: “Le dije que podía irse, pero no había manera de hacer salir a ese carcamal”.


Propuesta para REC - Cadena Ser - frase obligada "Luego cruzó el pasillo, bajó al sótano y mató al prisionero".  

10 comentarios:

  1. Barbáro¡¡¡, es buenísimo,,,, siento no poder expresar el IMPACTO que ha tenido en mi.

    Besos fuertes♥♥

    tRamos

    Intento en este instante hacerme seguidora...me da problemas google, pero me llevare el enlace para mis blogs preferidos si o si.

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    1. A mí si que me has dejado IMPACTADA con este comentario tan generoso, Tramos.Yo también te voy a seguir. Mil gracias y otros besos para ti.

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  2. Hola Juana.
    Me gusta tu blog. Te invito a visitar el mío, espero que te guste.
    Gracias por compartir lo que escribes, me gustó leerte.
    Ya te sigo... espero volver pronto.
    Saludos.

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    1. Mil gracias por tu visita, Alma. Acabo de echar un vistazo rápido a tu blog, tiene muy buena pinta. Volveré con más tiempo. Saludos

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  3. Triste relato sobre la vejez. Me confundió los nombres Mateo y Matías, creí que eran el mismo personaje.

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  4. Hola Javier, gracias por tu visita. Lo de los nombres simplemente me gustaron para padre e hijo, aunque sean los dos hebreos y con igual significado. Saludos

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  5. La vejez multiplicada en miles de espejos. Debe tener una sensación terrible. Muy bueno, Juana.

    Un abrazo

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    1. Por mucho que la queramos dulcificar, la vejez es una etapa dura, sobre todo si uno es consciente de la pérdida de facultades. Gracias por tu visita, Bea. Otro abrazo.

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  6. Muchas son las ocasiones donde uno quisiera disparar al espejo y hacer añicos su imagen. Triste, impactante y llena de reflejos.
    Abrazos

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  7. Bueno, mientras sigamos reconociéndonos, más feos o más guapos, no es grave la cosa. Lo malo es no saber que eres tú el del espejo. Entonces sí que se pone la cosa fea del todo. Abrazos y gracias, Manuel.

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