domingo, 5 de enero de 2014

El secreto de Nochebuena

Todos los años en Nochebuena, antes de cenar, los niños del pueblo mayores de diez años tenemos una cita en casa del Mago José. Nuestros padres no lo saben. Habiendo cumplido diez años uno ya sabe guardar un secreto. Además, aunque estemos mucho tiempo en su casa, nunca llegamos tarde a cenar.
El Mago José nos reúne alrededor del fogón de su viejo comedor. Saca del bolsillo una extraña llave y todo lo que toca con ella queda paralizado. En unos segundos su destartalada casa enmudece. Y nosotros con ella. Cesa el crujir del suelo y dejan de chirriar puertas y ventanas. Tal es la quietud que hasta el espejo se vuelve opaco por momentos y pierde los reflejos. Cuando el Mago José termina la sesión de magia se desvanece envuelto en humo blanco.



Imagen de internet

Ayer escuché a mi madre decir a mi padre: “Mañana, Nochebuena. ¿Cuántos años hace que desapareció aquel chico que quería ser mago? De niño siempre pedía a los Reyes un juego de magia. Nunca se lo trajeron. Sus padres estaban demasiado ocupados trabajando”.
Estuve a punto de romper el secreto, pero me mordí la lengua. Yo también he pedido a los Reyes un juego de magia.

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