Siempre
dijeron que José, apodado “el Pez” por su peculiar complexión, estaba loco.
Salió a
pescar una mañana y del mar jamás regresó.
Inexplicablemente,
también su casa de madera situada junto al puerto desapareció.
Cuentan
algunos que, preso de su extraña locura, había nombrado a una hermosa sirena heredera
universal.
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