jueves, 28 de noviembre de 2013

Palabras afectoefectivas

Mi madre no pudo ser una mujer de letras, pero sí fue una mujer de palabras. Además de recitar de memoria las fábulas de Iriarte y Samaniego, ella hizo que jugar con las palabras fuese en casa una costumbre.
Con ella supimos que un comunicardor es el mejor informador de incendios; que los invitardos son esos invitados que siempre llegan tarde; que al pulgatorio van las pulgas a redimir sus picados.
También nos hizo herederos de palabras como: chirlis, mirlis, paternalis y zorronzonclo, según ella, inventadas por mi abuelo Joaquín, maestro de escuela, para expresar en escala de menor a mayor los grados de la borrachera.




Ya mayor, tuvimos que hospitalizarla debido a un problema neurológico. Cuando volvió a casa no podía andar, ni leer, no entendía el reloj...
Nosotros, para motivarla, le preguntábamos: — ¿Cuáles eran esas palabras que se inventó el abuelo? Ella nos miraba seria y no respondía. Así un día tras otro.
Llegó Navidad. En Nochebuena, después de cenar, toda la familia rodeamos su cama. Sin darnos tiempo a entonar el primer villancico, pudimos oír de su boca: “chir..lis, mir…lis, pater…nalis y zorron…zonclo”. Fue nuestro mejor regalo navideño
. Lo celebramos con un cóctel de champán y lágrimas.


 Mi participación en ENTC en noviembre - Inventa una palabra
 

José, alias "el Pez".


Siempre dijeron que José, apodado “el Pez” por su peculiar complexión, estaba loco.
Salió a pescar una mañana y del mar jamás regresó.
Inexplicablemente, también su casa de madera situada junto al puerto desapareció.

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Cuentan algunos que, preso de su extraña locura, había nombrado a una hermosa sirena heredera universal.



miércoles, 27 de noviembre de 2013

¡Un millón de visitas en ENTC! ¡Felicidades!




                                                                     
                                           http://estanochetecuento.blogspot.com.es/



viernes, 22 de noviembre de 2013

Con la casa en el aire



Se durmió soñando que él también podía volar. Y enseñó a toda la familia cómo hacerlo. Había llegado el momento. En una maniobra perfectamente sincronizada remontaron el vuelo con aquellas recién estrenadas alas, ocupando posiciones estratégicas. Al mismo tiempo, sus manos, transformadas en gigantescas garras, se aferraban al tejado de la casa, logrando levantarla y suspenderla en el aire…


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Unos fuertes timbrazos lo despertaron. Abrió, y se vio rodeado por la gente de la plataforma antidesahucios.

martes, 12 de noviembre de 2013

La vejez


Una y mil veces se había colocado Francisco frente al espejo durante la semana, para ensayar unas breves palabras que sobre la vejez diría aquella tarde en el salón de actos de la residencia. Pero la última de esas veces, justo había comenzado la frase "La vejez es...", como si estuviera harto de su imagen y de sus palabras, el espejo se le vino encima haciéndose pedazos.

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Francisco, agotado y sudoroso, mientras recogía uno a uno los fragmentos del espejo y viéndose reflejado en cada uno de ellos, se dijo: —La vejez es la juventud “hecha añicos”.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Un gran alivio y una gran tristeza

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Y nunca le recordaba lo que no se debía contar, porque su madre, antes de caer enferma, siempre le había dicho: “Lo que uno no recuerda es como si nunca lo hubiese vivido”.

El día que comprobó que su madre nunca mencionaba al que había sido su marido durante una larga y desdichada convivencia, aunque se trataba de su padre, no pudo evitar sentir un gran alivio. Tan grande como la tristeza que experimentó al poco tiempo cuando, con mirada interrogante y sujetándole temblorosa del brazo, le dijo: —Oiga, joven, ¿sabe si vendrá hoy mi hijo a verme?