Mientras su padre cerraba
la tapa del contenedor, Asier jugaba con un gato gris que había surgido de los
bajos de un coche.
—Démonos prisa, Asier;
tenemos muchos contenedores que revisar
antes de que pase el camión de la basura —dijo su padre, a la vez que tiraba
del carrito con una mano y blandía el gancho con la otra.
—Vale, papá, además nos
están viendo desde la ventana de mi antigua habitación —contestó Asier mirando
hacia el edificio de enfrente.
—No te preocupes, con los
gorros y los anoraks no nos reconocen —contestó el padre, al tiempo que los dos
desaparecían raudos doblando la esquina.
Mi participación en REC http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser
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