martes, 12 de marzo de 2013

LAS BAILARINAS BAILAN DE PUNTILLAS

¿Por qué las bailarinas bailan de puntillas? Con esta frase comenzó mi hechizo por Radio Nacional de España. Hasta entonces había estado jugando con el dial de las frecuencias radiofónicas, oyendo un poco de aquí, otro poco de allá…
Era un domingo del mes de febrero del año 2002, justo después de las noticias de las 10 de la mañana, cuando una voz cálida y varonil lanzaba al aire dicha pregunta. Escuché atentamente y supe que se trataba de un concurso llamado “La Pregunta Absurda”, ideado por un tal Juan Morales, dentro del magazín de fin de semana “No es un día cualquiera” presentado por la periodista Pepa Fernández...





A mí, que  siempre me han gustado los juegos de palabras, un concurso basado en encontrar respuesta a una serie de “preguntas absurdas”, me pareció una idea muy divertida. Y además, a  los ganadores  les premiaban con un viaje en tren para dos personas, lo que hacía todavía más atractivo el asunto.
Apagué la radio y salí a dar una vuelta. Me dejé llevar sin rumbo fijo, y la pregunta ¿por qué las bailarinas bailan de puntillas? no dejaba de sonar en mi cabeza. Pensé, con alivio, que tenía tiempo hasta el siguiente viernes para enviar la respuesta.

Me senté en un banco, la mañana era templada y luminosa, un regalo de “febrerillo el loco”. Tratando de encontrar respuesta a la dichosa preguntita me dio por pensar en la magia de la radio y, recordando la expresión “estamos en el aire”, no pude evitar mirar hacia arriba y preguntarme sobre qué aspecto tendría el cielo si las ondas hertzianas fuesen visibles. Imaginé millones de conductos atravesando el firmamento, por los que discurrían ríos de palabras correspondientes a las diferentes emisiones radiofónicas.

No sé el tiempo que dicha idea me tuvo absorta, pero lo cierto es que tuve que descender del virtual escenario radiofónico sin haber hallado la respuesta a la cuestión que me había hecho elevarme al mismo.



Al rato volví a casa y sintonicé de nuevo la radio. De pronto, sonó el timbre, abrí, y era una vendedora ambulante.  Estuve a punto de cerrarle la puerta sin más comentarios que el de  -“no necesito nada, muchas gracias”,- pero me detuve un momento a pensar en lo duro de su trabajo, casa por casa, sin siquiera poder descansar los domingos. Al mismo tiempo, mis ojos se fijaban en el amplio surtido de puntillas y bordados, abierto en abanico sobre sus ajadas manos, que ella ofrecía insistente. Decidí comprar algunos de aquellos retales con la intención de entregárselos a mi hermana, a sabiendas de que con sus artesanas manos encontraría un  buen fin para los mismos.



Una vez que me hube despedido de la vendedora, me dispuse a recoger en pequeños rollos cada una de aquellas tiras y, como si el destino quisiera premiar el pequeño gesto que acababa de tener con aquella mujer, comprobé que ella me había puesto en bandeja la tan ansiada respuesta a la pregunta de las bailarinas. Sorprendida y emocionada dije de corrido y en voz alta: – ¿Por qué las bailarinas bailan de “puntillas”?  – Bailan de “puntillas” para que les quede “bordado”.


Sí, nos fuimos de viaje con el premio del programa de la Pepa. Y además, nos montamos definitivamente en el tren de las ondas de R.N.E.

Juana Mª Igarreta, Junio 2012.



1 comentario:

  1. Uno de los temas recurrentes en mis micros son bailarinas, ballet, danza, son mi punto débil. Me ha encantado leer tu relato, enhorabuena Juana.
    Me alegro que ahora vayas a dedicar más tiempo al blog. Besicos

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