¿Por
qué las bailarinas bailan de puntillas? Con esta frase comenzó mi
hechizo por Radio Nacional de España. Hasta entonces había estado
jugando con el dial de las frecuencias radiofónicas, oyendo un poco de
aquí, otro poco de allá…
Era un
domingo del mes de febrero del año 2002, justo después de las noticias
de las 10 de la mañana, cuando una voz cálida y varonil lanzaba al aire
dicha pregunta. Escuché atentamente y supe que se trataba de un concurso
llamado “La Pregunta Absurda”, ideado por un tal Juan Morales, dentro
del magazín de fin de semana “No es un día cualquiera” presentado por la
periodista Pepa Fernández...
A mí, que siempre me han gustado los juegos de palabras, un concurso basado en encontrar respuesta a una serie de “preguntas absurdas”, me pareció una idea muy divertida. Y además, a los ganadores les premiaban con un viaje en tren para dos personas, lo que hacía todavía más atractivo el asunto.
Apagué la
radio y salí a dar una vuelta. Me dejé llevar sin rumbo fijo, y la
pregunta ¿por qué las bailarinas bailan de puntillas? no dejaba de sonar
en mi cabeza. Pensé, con alivio, que tenía tiempo hasta el siguiente
viernes para enviar la respuesta.
Me senté en
un banco, la mañana era templada y luminosa, un regalo de “febrerillo
el loco”. Tratando de encontrar respuesta a la dichosa preguntita me dio
por pensar en la magia de la radio y, recordando la expresión “estamos
en el aire”, no pude evitar mirar hacia arriba y preguntarme sobre qué
aspecto tendría el cielo si las ondas hertzianas fuesen visibles.
Imaginé millones de conductos atravesando el firmamento, por los que
discurrían ríos de palabras correspondientes a las diferentes emisiones
radiofónicas.
No sé el
tiempo que dicha idea me tuvo absorta, pero lo cierto es que tuve que
descender del virtual escenario radiofónico sin haber hallado la
respuesta a la cuestión que me había hecho elevarme al mismo.
Al rato
volví a casa y sintonicé de nuevo la radio. De pronto, sonó el timbre,
abrí, y era una vendedora ambulante. Estuve a punto de cerrarle la
puerta sin más comentarios que el de -“no necesito nada, muchas
gracias”,- pero me detuve un momento a pensar en lo duro de su trabajo,
casa por casa, sin siquiera poder descansar los domingos. Al mismo
tiempo, mis ojos se fijaban en el amplio surtido de puntillas y
bordados, abierto en abanico sobre sus ajadas manos, que ella ofrecía
insistente. Decidí comprar algunos de aquellos retales con la intención
de entregárselos a mi hermana, a sabiendas de que con sus artesanas
manos encontraría un buen fin para los mismos.
Una vez que
me hube despedido de la vendedora, me dispuse a recoger en pequeños
rollos cada una de aquellas tiras y, como si el destino quisiera premiar
el pequeño gesto que acababa de tener con aquella mujer, comprobé que
ella me había puesto en bandeja la tan ansiada respuesta a la pregunta
de las bailarinas. Sorprendida y emocionada dije de corrido y en voz
alta: – ¿Por qué las bailarinas bailan de “puntillas”? – Bailan de
“puntillas” para que les quede “bordado”.
Sí, nos
fuimos de viaje con el premio del programa de la Pepa. Y además, nos
montamos definitivamente en el tren de las ondas de R.N.E.
Juana Mª Igarreta, Junio 2012.
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Etiquetas: bailarinas, puntillas, relato Juana Mª, relato RNE
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Uno de los temas recurrentes en mis micros son bailarinas, ballet, danza, son mi punto débil. Me ha encantado leer tu relato, enhorabuena Juana.
ResponderEliminarMe alegro que ahora vayas a dedicar más tiempo al blog. Besicos