lunes, 30 de agosto de 2010
A UNA MONJA
Por la calle Salsipuedes
solitaria va una monja,
domingos, martes y viernes.
Me mira, siempre de frente,
cuando vengo de la compra
y ella sale hasta la fuente.
Si me paro, se demora
en su paso intermitente,
me sonríe y sigue sola.
Es menuda, pero tiene
bajo el hábito de monja,
no se qué, que la engrandece,
cuando domingos y viernes
saca el rosario y airosa,
va desde el fondo a la fuente.
Tamién los martes se siente
su presencia primorosa
con arrugas en la frente
y esos ojos que, con verte,
parece que te despojan
y se adentran en tu mente.
Tal vez, no sea una monja,
tal vez, sea cosa de duendes,
tal vez, un sueño que mora
en la calle Salsipuedes.
Javier Igarreta, 21/07/10
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