viernes, 9 de julio de 2010

TIC-TAC


La cocina solitaria

en una tarde encendida,

y la tenaz maquinaria

del reloj, da por vencida

otra hora rutinaria.

Otra hora desprendida

de la incógnita del tiempo,

hecha factores de vida,

donde juega más lo incierto

que la certeza elegida.


Mas cuando el tiempo despide

ese tufillo a "ya muerto",

el tic-tac, quizás decida

dejar su ritmo  resuelto,

y su rutina cumplida.


En esta tarde encendida,

donde escucha solitaria,

su propio aliento, vencida

cada hora rutinaria,

por la máquina y la vida.

Javier Igarreta, 2/07/10

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