domingo, 27 de junio de 2010

PRIMAVERA GRIS



Ya no quedan arboledas

donde aliviar la tristeza,

casi todas están llenas

del estertor de la fiesta,

de arruinadas papeleras

entre vasos y botellas,

de miradas que te acechan,

de risitas que se ceban

en los traspiés de las viejas,

de almas grises que no sueñan

y otras almas que desertan.



Ya no quedan arboledas

donde aguardar las respuestas,

sólo quedan en las piedras

las preguntas boquiabiertas,

los silencios que recuerdan

el vibrar de las ausencias,

y ese vértigo que enhebra

en sus ojos la monserga

de amenazas y reyertas,

cuando la noche se acerca

y con la nada se acuesta.



Javier Igarreta Egúzkiza (18/06/10)

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